Yera Navarro, RobertoPérez Hernández, Alexis2024-02-262024-02-262010978-959-250-529-2https://dspace.uclv.edu.cu/handle/123456789/14456La epopeya gloriosa que nos legaron los hombres que decidieron derrotar la dictadura batistiana fue forjada con la sencillez y el heroísmo de los que está hecho el pueblo cubano. A la columna No. 8 “Ciro Redondo” comandada por Ernesto Che Guevara no le fue posible contar con los medios necesarios para — en un golpe relámpago— y por carretera, llegar hasta la provincia de Las Villas. La marcha político-militar se hará de todas maneras. A caballo, utilizando cuando se puede, cualquier tipo de transporte y, fundamentalmente a pie. Era la primera vez, desde la salida de El Jíbaro en la Sierra Maestra a finales de agosto de 1958, que la tropa corría el peligro de ser aniquilada trayendo consigo serias implicaciones para darle cumplimiento a los objetivos de la invasión contenidos en la orden dada por Fidel Castro a los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara. La gravedad de la situación creada exigía actuar con serenidad y tomar decisiones precisas. El jefe, en reunión con sus oficiales, revela cuál era el destino de aquella marcha. “Aquí nos enteramos, oficialmente, que nuestra misión era llegar a Las Villas”eshttp://purl.org/coar/access_right/c_abf2Historia de CubaLucha GuerrilleraDel cerco de Baraguá al Monte HilarioMonograph